sábado

Puente

Estoy del lado de la lluvia,
donde me salpica el éxito y la felicidad,
donde están todos los sueños.

Estoy donde el tiempo no permite, 
donde el viento no condena, estoy sin ti, 
y no me queda más que esperar a que quieras cruzar,
y no debo estrechar mi mano si no hasta entonces,
para que no se derritan mi sonrisa y la prudencia.

Estoy solo y la lluvia quema, y tu juegas a no ver,
a ignorar el tiempo y a mi.
Pero es que aun no conoces el dolor, amor
¿qué puedo yo esperar de ti?

Pero no hay cerraduras que nos aten o nos muerdan las valentías,
sólo nuestros corazones por latir,
nuestro sentido de supervivencia
y nuestras pastillas de dormir.

Al igual que tú siento miedo,
miedo de que al despertar incapaz de amar, sobrio y preocupado,
me encuentre tropezando con mis raíces muertas;
miedo de que choque de frente
con que tampoco yo soy como quisiera ser,
que no existe tal forma de amor más que en mi deseo de amar de tal forma,
y que nunca realmente amé.

No dejes que nadie destruya
los puentes que cruzan tu madurez con mi esperanza
y mi sensatez con tus desvelos.
Busca en los caminos que construyas las cosas que ya no tienes en casa,
no cambies por cambiar ni te midas la cordura o la obediencia,
no vayas a llevarte los tormentos en tu equipaje, llévate sólo los sueños.

Es la mala suerte quien echa a rodar mis dados,
siempre sucede que tropiezo antes de caer,
y me levanta la desdicha de que nadie me dio por muerto,
todos apostaron a mi porque saben que llegaré lejos,
pero ya estoy harto de correr,
y no concibo mayor deseo
que volverte a ver.

domingo

Amiga

traza conmigo y contigo un conjuro de desinterés,
enciérrame en tu jardín de flores silvestres,
en el cuarto de Jekyll, en la cordura.
sincérate conmigo en una amistad que perdure,
que nos abra a los demás y a los miedos.
que nos cure, de una vez y por todas,
de la incertidumbre, del desliz de la embriaguez.

regálame tu corazón para no usarlo nunca, para no tener que usarlo.
traza conmigo el camino de lo que no prevé,
de lo que nos descubre haciendo las cosas que se suponen.

ni verso, ni prosa, habla a través del silencio, de los gestos, de los verbos sin conjugar.
querer besar, dormir, jugar amar. esperar.

Jode con mi sangre, desvélame, desnúdate, vierte sobre mi la miel de todas tus aventuras.

puedo transformar en verso cada risa infinita... y es una condena.
un verso es sólo el lazo en la cola de la niña; que es eterna.
pero es mi forma de recordar; mi amuleto.
lo que cargo conmigo al partir o al quedarme; cuando te vas.

porque todo es para vos, incluso mis errores y desaciertos,
incluso la locomotora que conduce hacia el sur,
incluso el mar las noches de luna llena, incluso amar.

Reflexiones de media noche

De un tiempo para acá,

pasa que me paso divagando
entre versos libres (que nunca escribo)
y prosas que leo y no comparto.

pasa que de uno en uno ya son cuatro
los amoríos que se posan en mis anhelos y recuerdos.

pasa que nada pasa entre tu y yo,
y el trabajo, y las excusas, y todo lo que hay que hacer.

Y quiero engañarte, de forma tonta, inesperada.
quiero mostrarte con mentiras de qué se hacen mis sueños,
quiero cerrar los ojos y que eso baste para que estemos solos.
quiero besarte sin que nos cueste drama ni esfuerzo.

Quiero pasarme la noche queriendo cosas,
y que las cumplas, quiero poner mi nombre a un planeta
quiero colarme entre tu miedo y tu tristeza
quiero ganar todo sin perder mi nada,
quiero ser tu único dueño y así poder
regalarte libertad.

No encentro, y quizás ni esté buscando
maneras de atar mis cabos sueltos.
No es que me guste romper con el pasado
aunque tampoco me da temor hacerlo.

Esta muchacha está loca

Con todo y la vida,
el tiempo perdido,
y lo que nos falta por aprender.

Ese decoro de hablar en plural y evitar ser directo.

--

Amor,
no quiero convertir esto en una carta,
amor.

Qué arte,
que misticismo el pretender
ser esa danza del viento en la naturaleza y no ser también
el caluroso humo que expulsan los volcanes.

Qué historia la de querer hablar de amor sin mencionar la carne,
la confianza, la rabia, la pereza, el miedo y la esperanza.

Mi novia y yo estamos locos,
y locos de distintas maneras,
no vaya usted a pensar que compartimos la misma locura.

Sin embargo locos al fin.
Que es más aun que compartir la cordura,
que compartir la decencia,
porque por gracia o por desgracia,
en materia de pudor, cordura y decencia,
sólo la locura explica la convergencia
de semejantes ejemplos de diferencia.

Igual te amo, flaca.
Igual estoy aquí.
Igual nos quedaremos con todo.

Un poco muerto ya

Pero lo necesito,
no tienes idea de lo que desgasta.
No te he llamado yo para darte las mismas malas viejas
para pedirte algo, para apoyarme en ti;
Igual da igual si lo he hecho, de nada ha servido, sigo aquí
igual que sin ti, desnudo, sin amigos, sin poder dormir.

Necesito un poquito de mi mismo, de amor propio, de ayuda.
Hoy no quiero servir, ni mañana, no quiero ser tu amigo,
pero bien me vendría una mano con el desorden que he armado.
Bien me vendría un poco de qué puedo hacer por ti,
olvídate de eso, yo lo hago, descuida.

Bien me vendría un está bien como está, yo paso por ti, descansa;
No te molesto más, si me necesitas llama.

Pero igual me bastaría con algo de tranquilidad.
Con algo de evitarte esa acusación inoportuna de que te he dejado de lado.
Está de más resaltar lo obvio,

No te confundas, te quiero.
Es sólo que ahora,
en esta ocasión,
estoy harto de dar, de estar, de servir.

Deja de estar ahí siendo menos que yo,
empieza a sumar.