miércoles

Maestro

A veces, sólo a veces
nos creemos tontos
a veces nos creemos tanto...
Arrogante e hipócritas
se tornan las lagrimas de nuestros falsos llantos.
Nuestra risa precisa un aroma de ironía.
Nuestro amor se vuelve en lo minúsculo
de la mugre del meñique en el pié izquierdo
que se esfuma cuando el perfume de la
indiferencia baña nuestras pequeñas dudas
y extiende nuestras enormes quejas.
Entonces la vida se ve más bella
porque aprendemos a perder todo
por el camino mas fácil.
Nuestro ego se alimenta en la hoguera
de nuestras tantas necesidades que sólo crecen,
y a propia costa se esconden de la fertilidad del amor,
se esconden tras los parpados, tras los labios
y nunca salen a la luz.
Y lo olvidamos todo, no necesitamos nada
somos completos en el vacío del alma.
Y todo fluye como siempre, siempre
y nada es nuevo, y ya no hay sorpresas
solo triunfos y metas, y eres la mejor maestra.
Entonces todos aprenden de ti
todos te ven, te copian y eres feliz;
y tienes la mejor carrera, la mejor empresa
la mejor vida... La más incompleta,
imperfecta.
Si Dios esta con nosotros
la paz sea contigo maestro,
que tanto has dado
para enseñar a vivir
la vida que nunca has llevado.
Tan perfecto que se ve el mundo
desde tu lado; tan vacío tu legado.
La muerte no es perfecta, pero es exacta;
El amor nunca es exacto, pero perfecto.
¿Que las trampas de la vida
nadie las ha superado? entonces:
¿Nadie es perfecto? ¿nadie nunca ha amado?
Pero heme aquí querida vida,
nos desligamos;
separamos la carne y el alma,
ya no somos humanos.
Olvidamos sentir lo puro, lo nato.
Olvidamos que dios es amor
que nacimos siendo perfectos
no para ser exactos.