qué desmadre cargas contigo,
y con el veneno que sale de tus ojos,
y con el ácido de tu lengua
que por miedo a quemar escondes.
qué detalle has tenido conmigo,
y con quien buscaste después de mi,
y con quien anduviste andando conmigo,
que detalle de descaro y traición.
y cómo ahora te regalas los mimos
que no tienen lugar al final de un poema
que desnudas con él y con ella tus credos
y no queda más
que el veneno esparcido en todo aquello que viste,
su cuerpo quemado,
tus pasos perdidos en el camino de ida sin vuelta,
la puerta siempre abierta,
tu cuerpo vacío.
Y otro poema a tu nombre;
a tu salud y a tu muerte.
