domingo

Esta muchacha está loca

Con todo y la vida,
el tiempo perdido,
y lo que nos falta por aprender.

Ese decoro de hablar en plural y evitar ser directo.

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Amor,
no quiero convertir esto en una carta,
amor.

Qué arte,
que misticismo el pretender
ser esa danza del viento en la naturaleza y no ser también
el caluroso humo que expulsan los volcanes.

Qué historia la de querer hablar de amor sin mencionar la carne,
la confianza, la rabia, la pereza, el miedo y la esperanza.

Mi novia y yo estamos locos,
y locos de distintas maneras,
no vaya usted a pensar que compartimos la misma locura.

Sin embargo locos al fin.
Que es más aun que compartir la cordura,
que compartir la decencia,
porque por gracia o por desgracia,
en materia de pudor, cordura y decencia,
sólo la locura explica la convergencia
de semejantes ejemplos de diferencia.

Igual te amo, flaca.
Igual estoy aquí.
Igual nos quedaremos con todo.

Un poco muerto ya

Pero lo necesito,
no tienes idea de lo que desgasta.
No te he llamado yo para darte las mismas malas viejas
para pedirte algo, para apoyarme en ti;
Igual da igual si lo he hecho, de nada ha servido, sigo aquí
igual que sin ti, desnudo, sin amigos, sin poder dormir.

Necesito un poquito de mi mismo, de amor propio, de ayuda.
Hoy no quiero servir, ni mañana, no quiero ser tu amigo,
pero bien me vendría una mano con el desorden que he armado.
Bien me vendría un poco de qué puedo hacer por ti,
olvídate de eso, yo lo hago, descuida.

Bien me vendría un está bien como está, yo paso por ti, descansa;
No te molesto más, si me necesitas llama.

Pero igual me bastaría con algo de tranquilidad.
Con algo de evitarte esa acusación inoportuna de que te he dejado de lado.
Está de más resaltar lo obvio,

No te confundas, te quiero.
Es sólo que ahora,
en esta ocasión,
estoy harto de dar, de estar, de servir.

Deja de estar ahí siendo menos que yo,
empieza a sumar.