En ti nunca vi un cuerpo frágil, intocable o rígido.
Me sentí siempre a gusto
y me gustaba poder tocarte la espalda
y cargarte en mis brazos,
abrazarte,
halarte,
soltarte,
besarte,
pegar mi cara a tu piel
y sentirte...
me fue fácil conectarme contigo,
sentirte conmigo...
Me amaste mientras duró el químico
y fue error nuestro no construir mejor base
para nuestro romance
que la menguante pasión desenfrenada.
Cómo duele dejarte ir muchacha...
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