lunes

Tengo guardadas palabras doradas
que dicen todo lo que suelo callar.

No busco comprar un lugar
en el tiempo que das.

No busco mirar más allá de tu cara,
de tus orejas perforadas,
de tu mirada.

Recuerdo cuando jugaba a montar la yegua,
le acariciaba el lomo mientras,
y con palabras tontas,
me abría paso entre su cabellera y sus ojos
que percibían todo.

Un día me vi como nadie gritando poemas
borracho de miedo y cansado
de tanto llorar.

Ella sólo soñaba con brincar la cerca,
hasta que empezó a correr,
y así, mató a Dios.

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