sábado

Patético

Y llamaste
como a un perrito a sentarme a tu lado
palmeaste el sillón suavemente, me sentí tu mascota
y fue hermoso, me sentí cachorro;
cachorro que se mete entre tus piernas sólo para jugar con tus manos.

Fue sin duda el mejor momento de la noche;
hasta que entendí,
que a quien llamaste fue a tu perrita y no a mí.

1 comentario: